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"BUENOS DIAS.

sábado, 28 de junio de 2014

FRENTE AL ESPEJO.

A pesar de múltiples cirugías las arrugas persisten en el rostro de Rosenda aunque no las quiera ver en esta mañana de hallazgos, de profundas meditaciones que en silencio vagan de un lugar a otro de su mente, hasta llegar al lugar del encuentro frente al espejo, donde todos los desfiladeros quedan cerrados y sin escapatoria posible, las trampas dejadas por cada pasos a lo largo del camino ahora diseminadas con exactitud cronológica están allí.Pasa los dedos suavemente sobre los límites del otro rostro sobre el espejo en un diálogo de reflejos mudos, donde la luz que penetra por la ventana sirve como testigo excepcional al supremo momento de la verdad.
-He vivido demasiado rápido sin detenerme un momento y mirar atrás ,sin percatarme de que todo transcurrió tan fugaz como una estrella que pasa ante nuestros ojos.
Con la yema de los dedos palpa las casi invisibles cicatrices que dejó el bisturí en su frente, tras la última imnovación del cirujano y las comparó con las que arranca la propela de un barco a las olas del mar, camino a las mejillas encontró las curvas pronunciadas en la comisura de sus labios y quedó mirando las finas lineas que se dibujan bajos sus parpados como hace una madre a su pequeño hijo.
Sabía que se trataba de la máxima conspiración conocida por los humanos,el tiempo presente y sin regreso en cada destello de vida acumulada, una lágrima invisible aparece en su memoria y cierra los ojos no quiere ver ,se resiste a la sumatoria del tiempo transcurrido,se aferra al recuerdo como hace un mar revuelto a las piedras del fondo, a las gaviotas que en continua picada viajan al límite de lo desconocido.
-A pasado mucho tiempo desde entonces...
Estiró lo más que pudo los brazos como para alcanzar un pasado de luces ancestrales sin percatarse que el tiempo en su marcha inexorable viaja a la par del futuro que todo lo envuelve con su manto.
- Tan perfumado como siempre ese traje te sienta muy bien,la tela es tan suave y elegante.
Deslizó aquellos dedos finos y suaves que terminaban en unas uñas perfectamente cuidadas sobre los botones de la manga y continuó ascendiendo muy lentamente hasta llegar a los hombros, recostó su cabeza menuda y frágil sobre el pecho y pudo escuchar perfectamente los latidos de un corazón conocido que cortaba su respiración y pensó escapar ,correr, alcanzar el otro extremo del espejo pero quedó inmóvil junto a él que la miraba como antes, con una mezcla de extraña quietud y desconcierto y se dejó llevar como siempre a la gloria compartida.