Synopsis:La Bohème
Compositor.
Giacomo Puccini
ACTO I
Nochebuena, alrededor de 1830. En la buhardilla parisina que comparte con otros dos artistas, el pintor Marcello y el escritor Rodolfo bromean acerca del hecho de que el frío evita que se pongan a trabajar. Rodolfo detiene a su amigo de romper una silla para avivar el fuego y le ofrece a cambio sacrificar el manuscrito de su obra de teatro. Un tercer compañero de cuarto, el filósofo Colline, entra, quejándose de que las tiendas de empeño están cerradas por el día festivo, así que no pudo empeñar sus libros. Cuando el fuego se extingue en la estufa, los tres se sorprenden por la entrega de leña y de provisiones, que anuncian el regreso del músico Schaunard, quien recientemente consiguió un empleo. Apenas los cuatro deciden salir a cenar, son interrumpidos por el casero, Benoit, quien les recuerda que deben tres meses de alquiler. Dándole vino, distraen su atención del alquiler y le hacen bromas. Dividiéndose el dinero que Schaunard trajo consigo, se van, excepto Rodolfo, que quiere terminar un artículo antes de reunirse con los otros. Apenas ha comenzado a trabajar cuando tocan a la puerta. Aparece una joven, que le explica que su vela se apagó en las escaleras. Ella se siente débil por un momento, y Rodolfo la lleva a descansar a una silla; él se da cuenta de su aspecto enfermizo y le ofrece vino. Ella se alista para irse, pero no encuentra su llave. Mientras la buscan, Rodolfo la encuentra y la pone en su bolsillo para poder mantenerla ahí un poco más. Tocándola por casualidad mientras continúan con la búsqueda, Rodolfo comenta sobre la frialdad de su mano, y le pide que se siente mientras le cuenta acerca de su obra. Cuando él le pide que hable sobre sí misma, ella dice que su sobrenombre es Mimí y que hace trabajos de costura y bordado, pero prefiere las flores auténticas de la primavera a las que ella hace. Cuando escucha que sus amigos lo llaman desde afuera, se voltea a Mimí y le declara que ella es su sueño de amor convertido en realidad. Aturdida, ella le sugiere que se unan a sus amigos en el restaurante; se marchan, hablando de su recién descubierto amor.
ACTO II
Afuera del Café Momus, los vendedores y compradores hacen sus negocios y
Rodolfo le compra un sombrero rosa a Mimí. Mientras se sientan en una de las
mesas de afuera, Rodolfo les presenta a Mimí a sus amigos e improvisa un breve
poema, diciendo que ella es su inspiración. Durante su conversación, una joven
bonita y coqueta se acerca en compañía de un hombre mayor. Marcello reconoce a
Musetta, un antiguo amor, y se la describe a Mimí como una desalmada seductora.
Musetta intenta llamar la atención de Marcello; cuando él la ignora, ella se
comporta cada vez más injuriosamente, apenando a Alcindoro, el hombre que la
acompaña. Finalmente, ella comienza un vals popular, presumiendo que los
hombres la admiran dondequiera que va. Esto provoca la respuesta esperada de
Marcello. Para deshacerse de Alcindoro, Musetta finge que su zapato le aprieta
y lo manda a traer otro; tan pronto se va, ella y Marcelo se abrazan. Los
problemas se vislumbran cuando el mesero trae la cuenta, porque aparentemente
el bolso de Schaunard fue hurtado, pero Musetta simplemente le pide al mesero
que añada la cuenta a la de ella, entonces la deja para Alcindoro. Cuando los
soldados de la Guardia Republicana pasan marchando, seguidos por niños
emocionados, el grupo aclama a Musetta como la reina del barrio latino, y se
dirige a su hogar, dejando a Alcindoro con la cuenta.
ACTO III
En las afueras de París, Marcelo y Musetta establecen su residencia en una
taberna, ganando su alojamiento pintando y dando lecciones de voz. Mimí
aparece, buscando la hostería donde trabaja Marcello. Él sale y la saluda
sorprendido. Aunque Rodolfo ha venido a la hostería, Marcello no se da cuenta
de lo que Mimí le dice: que los celos constantes de su amado está destruyendo
su relación. Con pesar, Marcello le aconseja a Mimí que deje a Rodolfo. Cuando
Rodolfo aparece, diciéndole a Marcello que tiene intención de terminar con
Mimí, ella alcanza a escuchar la conversación. Al principio llama a Mimí una
coqueta incorregible, pero Rodolfo finalmente admite su verdadera preocupación:
su tuberculosis sólo puede empeorar en esa vida de pobreza. Rodolfo se da
cuenta de que Mimí está ahí cuando la escucha toser. Mimí le dice a Rodolfo que
enviará a alguien para recoger sus pertenencias, y le ofrece su sombrero como
recuerdo, diciéndole que deben separarse sin rencor alguno. Mientras tanto,
Musetta y Marcello salen, al calor de una discusión y se separan en términos
mucho menos amistosos.
ACTO IV
Algunos meses después, en el barrio, Marcello y Rodolfo tratan de
nuevo, sin éxito, de conseguir un empleo. Esta vez el problema es la
preocupación sobre sus amores perdidos, quienes, lo admiten, fueron su
inspiración. Schaunard entra con unos panecillos y Colline con un arenque, y
los cuatro fingen que se trata de un banquete, actuando como nobles, bailando y
escenificando un duelo falso. Interrumpiendo su diversión, Musetta abre la
puerta, diciendo que ha traído a Mimí, quien está débil y enferma. Cuando
Rodolfo trata de que se sienta cómoda, Musetta le explica a los otros que Mimí
dejó a su actual admirador para morir cerca de Rodolfo. Musetta le da a
Marcello sus pendientes para que los empeñe para comprar medicinas y traer a un
doctor, y Colline ofrece su abrigo, que venderá con el mismo propósito. Mimí
tranquiliza a Rodolfo respecto a su amor eterno así como el recuerdo de su
primer encuentro. Después de un rato, Marcello regresa con un coñac, diciendo
que un doctor viene en camino. Musetta dice una oración. Schaunard es el
primero en darse cuenta que Mimí, quien parece dormitar, está muerta.
Desconsolado, Rodolfo grita "Mimí".
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